El estrés es un fenómeno común que afecta a muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, incluida nuestra salud bucodental.
Vamos a ver las diversas formas en que el estrés puede afectar a nuestra boca y nuestros dientes. Al comprender la conexión entre el estrés y la salud dental, podemos manejar mejor nuestro estrés y mantener una buena salud bucodental.
¿Cómo afecta el estrés a la salud bucal?
Úlceras bucales
El estrés puede manifestarse de diversas formas, y uno de los problemas más comunes de salud bucal relacionados con el estrés es el desarrollo de úlceras bucales, también conocidas como aftas bucales o llagas en la boca.
Estas pequeñas lesiones dolorosas pueden aparecer en los tejidos blandos del interior de la boca, lo que hace que comer y beber sean una experiencia molesta.
No se conoce exactamente la causa de estas úlceras, pero se sabe que pueden desencadenarse por múltiples factores como1:
- eventos psicológicos (estrés, ansiedad, depresión);
- cambios hormonales;
- déficits de vitaminas;
- lesiones en los tejidos;
- agentes infecciosos.
En lo que respecta al estrés, la respuesta del organismo a los estresores emocionales o mentales puede contribuir al desarrollo de estas llagas.
Las personas que experimentan niveles elevados de estrés también pueden ser más propensas a hábitos como morderse las mejillas o rechinar los dientes, lo que puede agravar aún más la aparición de llagas en la boca.
La respuesta inmunitaria al estrés puede influir en la prevalencia de las aftas. Durante los periodos de estrés elevado, puede comprometerse la función del sistema inmunitario, lo que hace que el organismo sea más propenso a las afecciones inflamatorias, incluidas estas aftas bucales.
El malestar y el dolor causados por las llagas bucales pueden provocar un estrés psicológico y emocional añadido, creando un ciclo potencial de estrés y problemas de salud bucal. Por tanto, controlar el estrés y mantener buenas prácticas de higiene bucal son cruciales para abordar y prevenir la aparición de estas molestas llagas bucales. El uso de un gel para aftas bucales te ayudará a aliviar el dolor y el malestar, facilitando el proceso fisiológico de curación.
Es importante tener en cuenta que, aunque la mayoría de las aftas bucales cicatrizan por sí solas en una o dos semanas, las personas que tengan úlceras inusualmente grandes o duraderas, o llagas recurrentes, deben consultar a un profesional de la odontología o de la sanidad para descartar cualquier afección subyacente y explorar las opciones de tratamiento adecuadas.
Inflamación de las encías
La respuesta del organismo al estrés, que implica la liberación de hormonas del estrés, puede contribuir a la inflamación de las encías, una afección conocida como gingivitis. La exposición prolongada o frecuente a estas hormonas del estrés puede debilitar la capacidad del organismo para regular la respuesta inflamatoria, lo que puede provocar problemas persistentes de las encías.2
Además de las influencias hormonales, las personas sometidas a niveles elevados de estrés también pueden ser más propensas a descuidar su higiene bucal, lo que puede contribuir a desarrollar o agravar la inflamación de las encías. Una higiene bucal deficiente, como el cepillado y el uso del hilo dental de forma irregular, puede provocar la acumulación de placa y bacterias, causando o agravando la enfermedad de las encías.
También es esencial acudir con regularidad a revisiones y limpiezas dentales para detectar y tratar a tiempo los problemas de las encías. Los profesionales dentales pueden proporcionar recomendaciones y tratamientos personalizados para abordar la inflamación de las encías y prevenir su progresión a formas más graves de enfermedad periodontal, salvaguardando en última instancia la salud y el bienestar bucodental del individuo.
Dolores de dientes del estrés
El estrés puede afectar significativamente a la articulación temporomandibular (ATM) y a la acción de rechinar o apretar los dientes, una dolencia conocida como bruxismo. La tensión y la presión persistentes que resultan del rechinar de los dientes pueden provocar una serie de síntomas y complicaciones desagradables, como dolor de mandíbula, dolores de cabeza y desgaste del esmalte dental.
Las personas sometidas a niveles elevados de estrés pueden ser más propensas a desarrollar bruxismo, y el hábito a menudo puede ser inconsciente, produciéndose principalmente durante el sueño o de forma subconsciente a lo largo del día.3
El estrés y la ansiedad pueden exacerbar la frecuencia e intensidad de los episodios de rechinar los dientes, lo que aumenta el malestar y los problemas dentales. En algunos casos, el efecto acumulativo del estrés y el bruxismo puede requerir intervenciones dentales como el uso de aparatos bucales para proteger los dientes y la mandíbula (férulas de descarga) así como estrategias conductuales o terapéuticas para abordar el estrés subyacente y el hábito asociado de rechinar los dientes.4
La fuerza persistente y repetitiva que se ejerce sobre los dientes como resultado del bruxismo puede provocar la erosión del esmalte dental y el desarrollo de un desgaste desigual o excesivo de los dientes.
Con el tiempo, esto puede provocar una mayor sensibilidad dental, una mayor vulnerabilidad a las caries y una estructura dental general comprometida. El impacto acumulativo del desgaste de los dientes relacionado con el estrés puede obligar a aplicar tratamientos dentales restauradores para preservar la integridad y funcionalidad de los dientes afectados.
Mayor riesgo de infecciones
Se ha relacionado el estrés con una mayor susceptibilidad a las infecciones, incluidas las que pueden afectar a la salud bucodental. La disminución de la respuesta inmunitaria del organismo ante el estrés crónico puede hacer que las personas sean más propensas a desarrollar infecciones orales, como el herpes labial y las aftas bucales. Además, la función inmunitaria comprometida también puede impedir la capacidad del organismo para combatir los virus o las bacterias subyacentes responsables de estas lesiones orales, lo que provoca episodios prolongados o más graves de malestar.5
Es importante que las personas sean conscientes del impacto potencial del estrés en su sistema inmunitario y que tomen medidas proactivas para ayudar a su organismo a combatir las infecciones. En el contexto de la salud bucodental, esto puede implicar la adopción de técnicas para manejar el estrés, mantener una dieta equilibrada y rica en nutrientes, y aplicar buenas prácticas de higiene bucal para minimizar el riesgo de desarrollar complicaciones adicionales debido a la susceptibilidad inmunitaria relacionada con el estrés.
Exacerbación de las caries dentales
Además de aumentar el riesgo de enfermedades de las encías e infecciones bucodentales, el estrés también puede contribuir a la aparición agravada de caries dentales, o cavidades. La interacción entre el estrés y las caries dentales es polifacética, ya que el estrés influye en el comportamiento, la función salival y la elección de la dieta, todo lo cual puede tener implicaciones en el desarrollo y la progresión de las lesiones cariosas.6
Las personas que experimentan niveles elevados de estrés pueden estar más inclinadas a consumir alimentos y bebidas azucarados o cariógenos como medio para aliviar su estrés y malestar. Esto, a su vez, puede crear un entorno propicio a la erosión del esmalte dental y la formación de caries dentales.
Los efectos del estrés crónico en el flujo y la composición salival también pueden contribuir a comprometer el entorno bucodental, ya que una función salival adecuada desempeña un papel crucial en la neutralización de ácidos y el mantenimiento de la integridad de las superficies dentales.
Conclusión
En conclusión, el estrés puede tener un impacto significativo en nuestra salud bucodental y oral. Puede provocar úlceras bucales, inflamación de las encías, rechinar los dientes y debilitar los hábitos de higiene bucal.
Esto puede dar lugar a un mayor riesgo de infecciones, caries, dolores de cabeza y desgaste de los dientes. Es importante controlar el estrés y dar prioridad a una higiene bucal adecuada para mantener una buena salud dental.
Referencias bibliográficas
- Troya Borges, Eddy, Martínez Abreu, Judit, Padilla Suárez, Ernesto, Iglesias López, Nerelys, & Ramos Ortega, Annarais. (2014). La estomatitis aftosa recurrente y las situaciones de estrés como factor de riesgo. Revista Médica Electrónica, 36(6), 799-812. Recuperado en 05 de septiembre de 2024, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1684-18242014000600001&lng=es&tlng=es.
- Macrì M, D’Albis G, D’Albis V, Antonacci A, Abbinante A, Stefanelli R, Pegreffi F, Festa F. Periodontal Health and Its Relationship with Psychological Stress: A Cross-Sectional Study. Journal of Clinical Medicine. 2024; 13(10):2942. https://doi.org/10.3390/jcm13102942
- Herrero Solano,Y; Arias Molina, Y; Cabrera Hernández, Y. Vulnerabilidad y nivel de estrés en pacientes con bruxismo. https://www.redalyc.org/journal/3786/378660687004/html/
- Norma Cruz-Fierro, Mónica T. González-Ramírez, Minerva T.J. Vanegas-Farfano. Modelo estructural para explicar el bruxismo desde la teoría transaccional del estrés. Revista Elsevier, 24. Núm. 2 – 3. Páginas 53-59(julio – diciembre 2018)DOI: 10.1016/j.anyes.2018.03.002
- Barbieri Petrelli, G, Mateos Ramírez, L, & Bascones Martínez, (2003). Papel del estrés en la etiopatogenia de la Enfermedad Periodontal. Avances en Periodoncia e Implantología Oral, 15(2), 77-86. Recuperado en 05 de septiembre de 2024, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1699-65852003000200004&lng=es&tlng=es.
- Tikhonova, S., Booij, L., D’Souza, V. et al.Investigating the association between stress, saliva and dental caries: a scoping review. BMC Oral Health 18, 41 (2018). https://doi.org/10.1186/s12903-018-0500-z