El nuevo curso ha empezado, también para los más pequeños de casa. El primer año de guardería es importante por muchos motivos y todos queremos que la experiencia para nuestros hijos sea la mejor posible. Los cambios en su rutina, en su forma de relacionarse y de hacerse más independientes son, sin duda, positivos para su correcto desarrollo. Pero también implican ciertos cambios en sus hábitos de higiene y cuidado ocular, respiratorio y bucal para evitar así ciertas afecciones que suelen aparecer en este entorno.
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Te contamos cuáles son las complicaciones más comunes que se pueden encontrar y cómo tratarlas y prevenirlas:
1. Conjuntivitis
La conjuntivitis es la enfermedad de los ojos que afecta a bebés y niños con más frecuencia. Existen distintos tipos de conjuntivitis dependiendo de su origen y de los síntomas que presenten: alérgicas, bacterianas o víricas. En cualquier caso, es una afección de fácil contagio, especialmente en un entorno como una clase de guardería en la que los pequeños entran en contacto los unos con los otros de forma continua mientras juegan.
Si los ojos de tu bebé están irritados, presentan secreciones purulentas o acuosas, blanquecinas o amarillas o tiene los párpados hinchados, acude a un pediatra para que prescriba el tratamiento más adecuado y, en caso de ser una conjuntivitis de tipo contagioso, mantenlo alejado de las aulas mientras la enfermedad siga su curso.
Además del tratamiento prescrito por el médico, existen una serie de pautas de higiene y cuidado ocular que son una buena medida de profilaxis para conseguir que la patología remita y evitar posibles contagios:- Higiene regular de los ojos con toallitas oftálmicas estériles.
- Lavarse las manos con más frecuencia de la habitual.
- No compartir toallas ni pañuelos entre miembros de la familia ni compañeros de clase.
- Intentar evitar que el bebé o niño se toque o rasque los ojos.
- Cambiar frecuentemente, a poder ser cada día, la funda de la almohada mientras exista la infección.
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2. Sequedad
Pasar de ambientes húmedos a secos, o entre la calefacción o el aire acondicionado de las aulas y el exterior del patio, puede contribuir a que la sequedad se apodere de los ojos de los pequeños, provocando que la lágrima se evapore y derivando en ojos secos y escozor. En estos casos, se recomienda, siempre bajo prescripción médica, la aplicación de una solución oftálmica hidratante para aliviar la sequedad, sensación de arenilla o picor. Por otra parte, la sequedad también puede afectar a sus conductos nasales, provocando pequeñas hemorragias. Una manera fácil de evitarlo es mantener la nariz del niño o niña siempre húmeda mediante el uso de agua de mar de intensidad suave.
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3. Resfriados
Todos somos susceptibles de vivirlos en otoño, y los niños no son la excepción. Pasar de recintos cerrados con poca ventilación al frío del exterior puede provocar que los cambios de temperatura acaben convirtiéndose en un virus respiratorio. Tanto para prevenirlo como para tratar sus síntomas, se recomienda la aplicación de un agua de mar para bebes con intensidad suave que limpie, descongestione e hidrate la nariz.
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4. Heridas
Lo más normal es que al salir, jugar o desenvolverse dando sus primeros pasos, se lleguen a producir alguna herida o arañazo al caer o tropezar. En estos casos, lo más recomendable es limpiarle la herida utilizando la totalidad del envase de un suero fisiológico en formato unidosis evitando que entre en contacto con la herida. Al retirar el excedente del líquido con una gasa estéril, procura hacerlo únicamente sobre la piel sana. Este método es higiénico y permite una gran comodidad y seguridad de uso para niños y bebés a partir de los tres meses.
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5. Aftas
Las aftas bucales son una de las enfermedades bucales más comunes, sobre todo entre niños pequeños. Las aftas son úlceras pequeñas que se producen en la mucosa oral y labial de la la boca pudiendo llegar a causar dolor, irritación e incomodidad. En el caso de bebés y niños pequeños, las causas más comunes de su aparición pueden ser infección o herida por una automordedura en la lengua o en las mejillas internas. Sigue estos consejos para su prevención y tratamiento:
- Mantener una buena higiene bucal de los más pequeños.
- En caso de aparición del afta, se recomienda el uso de un gel específico para aftas bucales que ayude a reparar los tejidos afectados por todo tipo de heridas bucales. Sus propiedades lubricantes, hidratantes, calmantes y protectoras sellan el tejido lesionado permitiendo una curación total. Es adecuado para niños mayores de 2 años.