Ya no se trata de una cuestión de preferencias, de si nos gustan más o menos las épocas del año en las que las temperaturas son bajas o si, por el contrario, preferimos el calor. Hay personas a las que se les ha diagnosticado alergia al frío, ya que cuando se exponen a él empiezan a padecer una serie de reacciones alérgicas que suelen manifestarse en forma de urticaria. Increíble, ¿verdad?
¿En qué consiste la alergia al frío?
La alergia al frío se desencadena por el contacto de la piel con objetos sólidos y líquidos fríos o mucho viento. Las bajas temperaturas estimulan la activación y desgranulación de unas células localizadas en la piel, llamadas mastocitos, y otros tejidos corporales provocando la liberación de histamina y otros medidores proinflamatorios responsables de que se desencadene la sintomatología característica de esta alergia.
¿Cuáles son sus síntomas y cómo detectarlos?
Este tipo de urticaria trae consigo la aparición de enrojecimiento, picor e incluso hinchazón en la piel, tras exponerse a temperaturas muy bajas o encontrarse en ambientes fríos. Cuando esto sucede comienzan a emerger ronchas rojizas que dan mucho picor. Estas surgen a los pocos minutos tras la exposición al frío y normalmente desaparecen varios minutos u horas después. Lo más habitual es que se localicen en las zonas que quedan más expuestas, como las manos o la cara. No obstante, en alguna ocasión y sobre todo en niños pequeños y jóvenes, la reacción puede llegar a extenderse por todo el cuerpo.
También hay casos en los que la inflamación puede aparecer en la boca y en los labios cuando se consumen alimentos, refrescos o bebidas frías. Algunas personas incluso llegan a desarrollar síntomas propios de los resfriados comunes como lagrimeo, mucosidad o dolor de cabeza.
Detectar que estamos padeciendo esta alergia no es algo muy complicado, cuando hay una exposición prolongada al frío y aparece la sintomatología anteriormente nombrada, la misma persona empieza a identificar que existe una cierta correlación. En el momento en el que se detecta esto se debe acudir al médico, ya que, si no se trata y la persona se expone al frío de forma importante, puede llegar a padecer síntomas más graves como mareos, bajada de la tensión arterial o incluso pérdida de la consciencia.
La prueba para diagnosticar esta dolencia consiste en colocar un trozo de hielo envuelto en plástico en el antebrazo durante unos 10 minutos y observar la reacción que provoca en la piel. Además de la prueba del cubito de hielo, el médico o alergólogo puede considerar la realización de otro tipo de pruebas más complejas.
Prevención y tratamientos
Como bien habrás deducido, evitar exponerse por completo al frío sería la mejor medida preventiva para no sufrir ninguna reacción perjudicial para la salud, pero es muy complicado esquivar las bajas temperaturas toda la vida. Así pues, se recomienda seguir las siguientes pautas:
- Protegerse del frío ambiental todo lo que se pueda. Los guantes, los gorros y las bufandas se convierten en los esenciales para todo aquel que padezca urticaria al frío. Además, también hay una serie de pautas que se pueden seguir para cuidar los ojos y la capacidad respiratoria cuando hace frío.
- Evitar el consumo de comida y bebida fría y apostar por una dieta saludable. Consumir alimentos que refuercen nuestro sistema inmunitario siempre es recomendable.
- En caso de cirugía, advertir con antelación que se sufre esta reacción alérgica. Los quirófanos acostumbran a ser muy fríos y la medicación que se recibe puede que se deba conservar en la nevera, así que, para evitar cualquier problema grave, se debe avisar.
- Vigilar al bañarse cuando el agua está fría. Es muy importante introducir primero una mano y observar si hay reacción e ir siempre acompañado.